Para los amantes de las letras (si es que hay alguno por ahí :P) ahí les va un soneto del siglo XVI que me encanta. ¿Cómo es posible que alguien hace más de quinientos años sintió por Dios lo que yo siento ahora? Algo para pensar...
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Muéveme el verte, Señor, mueveme el verte
colgado en esa cruz y escarnecido
muéveme el ver tu cuerpo tan herido
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme en fin, tu amor, en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera
No me tienes que dar porque te quiera
que, aunque cuanto espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.
No podemos amar a Dios por miedo (a ir al infierno) o por sus bendiciones, sino porque Él ya nos amó más de lo que podríamos merecer.
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