En la Biblia dice que aquellos que son guiados por el Espíritu Santo son hijos de Dios. Es decir que Él se convierte en nuestro Padre, nuestro proveedor. Él nos llena de amor, cariño, no deja que nada nos falte y nos protege.
El problema es cuando nosotros nos sentimos autosuficientes y creemos que no necesitamos de nadie. Eso nos pasa a todos alguna vez en la vida, en especial cuando somos jóvenes. Creo que es el problema de estar en medio, ya no somos niños (aunque a veces nos comportemos como uno) ni somos adultos (aunque todos esperan que lo seamos), como si fueramos el jamón del sandwich.
Pero eso no es un problema, es parte de ser joven. La juventud es aquella etapa de la vida destinada a crecer, a desarrollarnos. ¿Porqué no tratar de crecer en la mejor forma? ¿Porqué no permitir que nuestro Padre (Dios, por si alguien se lo pregunta) nos ayude a crecer y a tener una vida bendecida?
No hay comentarios:
Publicar un comentario